01 noviembre 2013

¿SOBRE LO QUE PASA DESDE ACÁ, AL MÁS ALLÁ, OSEA, DESDE LA MUERTE HASTA LA VIDA ETERNA?

"Después de eso el polvo volverá a la tierra, como antes fue, y el espíritu volverá a Dios, que es quien lo dio", Eclesiastés 12, 7.


 

 
¿La Cremación y la Iglesia Católica?



 PRESENTACIÓN


La Iglesia Católica permite la Cremación de forma libre y no obligatoria. Y ¿el cielo, qué dice con respecto a la cremación? No, está de acuerdo en absoluto con ella. En nuestro caso tampoco estamos de acuerdo con ella. Estamos advertidos ya desde el año 2014. Sobre el presente tema publicamos algo -y no de forma integral- en el año 2011 y afortunadamente y con tiempo fue ampliado como corregido en el 2018. Como constancia plena lo dejamos ya expresado. Recomendamos antes de leer este artículo, meditar y poner en práctica el mensaje del Señor Jesús, transcrito al final de esta disertación.


¿PARA EL COMÚN DE LAS PERSONAS QUE ES LA CREMACIÓN?


Cada persona ( Sea niño, joven o adulto ) debe pronunciarse y escoger con anticipación ante notario público, su confesor particular, familiares y amigos la forma en que deben ser tratados siempre sus despojos mortales. Lo que esta prohibido es esparcir las cenizas o guardarlas en la casa o usarlas en ritos ocultistas, etc. Estos despojos o cenizas deben de ser puestos en el Cementerio o en el Osario asistidos por las autoridades civiles o eclesiásticas...!


    


¿LA CREMACIÓN ANTE LA IGLESIA FIEL Y LA IGLESIA INFIEL 'ANTES Y DESPUÉS' DEL CONCILIO? 


El emérito Papa Benedicto XVI, nos responde con el mismo sentimiento de la Iglesia de hace siglos, con respecto a la cremación: “Pregunta.: ¿Está permitido que los cadáveres de los difuntos sean incinerados, o sólo es un rito pagano? R… Antes del Segundo Concilio Vaticano, la incineración estaba sujeta a sanciones. Teniendo en cuenta todas las circunstancias del mundo moderno, la Iglesia ha abandonado esto"., Cf. “Cardenal” Joseph Ratzinger, Dios y el Mundo, 2000, edición inglesa, p. 436.




¿LO LICITO O ELÍCITO DE LA CREMACIÓN?


El Código de Derecho Canónico de 1983, Canon 1176 § 3: “La Iglesia 'aconseja vivamente' que se conserve la piadosa costumbre de sepultar el cadáver de los difuntos; sin embargo, no prohíbe la cremación, a no ser que haya sido elegida por razones contrarias a la doctrina cristiana".


The Catholicism Answer Book, página 168: “Pregunta 125: ¿Los católicos pueden ser incinerados? [Respuesta:] En una época, la incineración no estaba permitida por varias razones. En primer lugar, porque los paganos a menudo incineraban sus cadáveres, por lo cual, el hecho que los cristianos sepultaban los cadáveres en tierra consagrada era una firme declaración en la creencia en la resurrección de los muertos y en la vida venidera. (…) El antiguo Código de Derecho Canónico de 1917  prohibió la práctica de la cremación hasta 1963.


En el año 1963, se permitió la cremación en circunstancias limitadas, siempre y cuando el cristiano no negara la resurrección de los muertos y la inmortalidad del alma. (…) En 1997, la Iglesia católica permitió que los restos incinerados fuesen llevados al Templo o Capilla Católica para la Misa fúnebre. Antes de esta fecha, el cuerpo era llevado al recinto sagrado para la Misa fúnebre y después era enviado al crematorio".


 


Y hasta el Nuevo Catecismo Católico, en sus artículos, el número 2299: "A los moribundos se han de prestar todas las atenciones necesarias para ayudarles a vivir sus últimos momentos en la dignidad y la paz. Deben ser ayudados por la oración de sus parientes, los cuales cuidarán que los enfermos reciban a tiempo los sacramentos que preparan para el encuentro con el Dios vivo. El 2300: Los cuerpos de los difuntos deben ser tratados con respeto y caridad en la fe y la esperanza de la resurrección. 'Enterrar a los muertos' es una obra de misericordia corporal (cf Tb 1, 16-18), que honra a los hijos de Dios, templos del Espíritu Santo. El 2301: La autopsia de los cadáveres es moralmente admisible cuando hay razones de orden legal o de investigación científica. El don gratuito de órganos después de la muerte es legítimo y puede ser meritorio.La Iglesia permite la incineración cuando con ella no se cuestiona la fe en la resurrección del cuerpo (cf CIC can. 1176, § 3)". Cuerpo que ES y SERA en el futuro Templo del Espíritu Santo.





El cadáver, una vez privado del elemento espiritual que sustancialmente le daba forma, no puede considerarse ya una persona humana (PARA EL CIELO, SI LO SIGUE SIENDO. VER MENSAJE AL FINAL) esencialmente inviolable en sus atributos, por lo que ningún motivo de carácter intrínseco podría evitar su incineración. Puede, pues, afirmarse que la cremación de suyo no es contraria a ningún precepto, ni de ley natural ni de ley divina positiva (SI LO ES ANTE DIOS Y EL PURGATORIO RECAE -SEVERAMENTE- SOBRE LA PERSONA O PERSONAS QUE LA EJECUTEN). En algunos casos, incluso, puede ser el modo conveniente de proceder (por ejemplo, en casos de pandemias, grandes mortandades causadas por guerras, persecuciones, catástrofes, etc.). ¿Pero?...¡Se pueden tomar otras medidas!





Sin embargo, se convierte en algo ilícito cuando es realizada como una afirmación de ateísmo, o como una forma de manifestar que no se cree en la inmortalidad del alma o en la resurrección de la carne después del día del Juicio Universal de vivos y muertos. En estos casos, se hace ilícita por ser el modo de profesar públicamente una doctrina errónea y herética.


Las Sagradas Escrituras no dicen nada al respecto como es considerar la cremación como algo válido o no válido, obligatorio o no obligatorio; es decir, la Palabra de Dios no habla ni trata rigurosamente sobre el tema de la cremación. Habla de las figuras de enterrar y de quemar: Génesis 3,19; Lev.20, 14; 21,9; Josué 7: 15, 25; 1 Sam. 31:12,13; 2 Sam. 2:4-7; 2 Rey. 17, 31; 2 Rey. 23, 20; 2 Crón. 34, 5; Jer. 7,31; 19,5; Isa. 27,4; 33, 12; 47, 14, etc. Como vemos en las Sagradas Escrituras existen muchísimos versículos que hablan del entierro o sepultación, y lo registra como algo normal y la cremación como algo no muy común. Pareciera a simple vista que lo normal es el entierro de las personas y la cremación de las personas muertas como algo no muy corriente.





¿ENTRE LOS ESCRÚPULOS, EL FACILISMO Y LA ADVERTENCIA CELESTIAL?


El primer Cristianismo (Con sus primeros MÁRTIRES quemados y no quemados en las HOGUERAS del IMPERIO ROMANO ) tiene la certeza de la resurrección corporal de los cuerpos humanos ( San Marcos. 9:47,48; San Mateo. 5, 22) por parte de Dios, y no hay la mínima duda de que el cuerpo resucitado será un cuerpo glorioso, si es juzgado benignamente por Dios, Uno y Trino lo cual significa un gran mensaje y sin ESCRÚPULOS para todos nosotros las personas del nuevo milenio cristiano, ya que no importa cómo esté nuestro cuerpo al finalizar su actividad terrenal dada la trascendencia de nuestra vida espiritual, ni tampoco importa si este es cremado o incinerado o debidamente enterrado en campo santo. Para varios lo que importa es el alma que es eterna y que algún día VOLVERÁ a unirse a su cuerpo. Pero para el Cielo lo que importa es TODO el cuerpo humano con su carne, alma y espíritu.




¿SERÁ QUÉ SI? ¡PUES, PARA EL CIELO ES TODO LO CONTRARIO!


Dicen los vanguardistas: Que nadie tenga miedo en cremar alguna persona que lo haya pedido libremente antes de su muerte, pues no es pecado mortal y ni CONFUNDA la cremación con ideas absurdas de la New Age con el más allá...! Pues el cuerpo es polvo, al polvo regresa y del polvo retornara a la vida por el poder del Creador. Lo que sí vale es cuidar nuestro cuerpo de las obras de la carne en vida, que nos llevan a destruir sin consideración nuestro propio cuerpo o el de los demás y nuestra propia alma y la de los demás. Ya la Iglesia Católica tiene mucho recorrido en cuanto a la práctica de incinerar a sus fieles, es una costumbre antiquísima (¿SERÁ QUÉ SI?) que no es propia de la cultura occidental, viene del lejano oriente y no exactamente del cristianismo; de todos modos es una sana costumbre en varias culturas.

La vida humana es sagrada, porque desde su inicio es fruto de la acción creadora de Dios y permanece siempre, aún (OJALA, NO) con los restos cremados y (MEJOR) no cremados en una especial relación con el Creador, su único fin. Sólo Dios es Señor de la vida y de la muerte desde su comienzo hasta su término.

¿OTRAS RECOMENDACIONES DE LA IGLESIA FRENTE A LO ANTERIOR?




¿PODEMOS DONAR ALGUNOS ÓRGANOS DE NUESTROS CUERPOS?

Y añadimos es LEGÍTIMO y una gran obra de caridad que la persona DONE su cuerpo después de su muerte a la Ciencia. Una obra de caridad muy actual es la donación de órganos para trasplantes. "La donación de órganos, después de la muerte, es un acto noble y meritorio, que debe ser alentado" (Catecismo de la Iglesia Católica nº 2301). Donar el cadáver para que otra persona pueda recibir un órgano aprovechable es una obra de caridad que deberíamos hacer muchos católicos y más si vivimos en zonas de graves conflictos o en regiones donde muchas personas esperan un ÓRGANO sano para poder sobrevivir.



Gino Concetti, en el Osservatore Romano, comúnmente conocido como "el periódico del Papa o de la Santa Sede", 27 de Octubre de 1997, afirma: "la donación ( NO EL TRAFICO INDEBIDO ) de órganos es sin duda un gesto de caridad heroica -explica el teólogo-. "Quien lo realiza se conforma más íntimamente a Cristo, que dio su vida en rescate por todos". ( 1 Cor.15,35-49). Sería bueno llevar junto al Documento Nacional de Identidad, un papel firmado donde se haga donación de todo órgano aprovechable después de nuestra muerte. Actualmente se puede solicitar la tarjeta de donante en las Residencias y Ambulatorios de la Seguridad Social. Esto facilita la gestión, pues el donante figura en los archivos de la Seguridad Social.

Cuando se trata del trasplante del corazón, se requiere con absoluta necesidad que la persona cuyo corazón va a ser trasplantado esté realmente muerta. (...) De lo contrario, los operadores cometen un homicidio. Por eso es obligatorio legalmente, antes de extraer el órgano al donante, asegurarse de que está cerebralmente muerto, para lo cual se le hacen tres encefalogramas, espaciados por seis horas cada uno; y los tres deben estar planos. Si la donación es en vida, deben darse algunas condiciones (Catecismo de la Iglesia Católica nº 2296): a) que el donante lo otorgue libre y responsablemente, después de haber sido suficientemente informado. b) que las garantías de éxito sean proporcionales a los inconvenientes para el donante. c) que el órgano sea doble o regenerable: como la sangre. Exceptuados los casos de prescripciones médicas, de orden estrictamente terapéutico, las amputaciones, mutilaciones o esterilizaciones directamente voluntarias de personas inocentes son contrarias a la ley moral" (Catecismo de la Iglesia Católica nº 2297).


CARTA ABIERTA DE UN CARDENAL SOBRE LA DONACIÓN DE ÓRGANOS


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Publicamos la carta que ha escrito el cardenal Lluís Martínez Sistach, arzobispo de Barcelona, con el título «Donación de órganos, donación de vida».

BARCELONA, sábado, 5 abril 2008

Recientemente, he recibido una petición que en cierto sentido se puede considerar insólita: una cadena de televisión de Rumania envió a Barcelona una periodista y ésta me pidió unas declaraciones sobre el trasplante de órganos. Cuando le pregunté el motivo de su interés, me respondió que en su país admiraban los esfuerzos de España, y concretamente de los católicos, para salvar vidas humanas con el trasplante de órganos. Una actividad humanitaria en la que nuestro país ocupa el primer lugar en el mundo, o por lo menos uno de los primeros, como se ha divulgado en diversas ocasiones.



[( Ha ejemplo del Hombre-Dios que se dono todo por nosotros, con su cuerpo, alma y divinidad; de esa misma forma, oportunamente algunas personas libremente y con la asistencia de la Iglesia Católica y un buen Equipo Médico interdisciplinar pueden donar algunos órganos suyos y salvar algunas vidas humanas, en el Nombre de Jesús. Dios muy seguramente se los recompensara amorosamente en la eternidad)].




El trasplante de un órgano, dado y extraído del cuerpo de una persona clínicamente muerta -hecha en unas condiciones que respeten tanto la dignidad del donante difunto como la del beneficiario- es actualmente un medio al que se puede recurrir para salvar la vida de ciertos enfermos o para poner remedios a carencias físicas muy penosas, como las repetidas sesiones de diálisis. Juan Pablo, II en la encíclica Evangelium vitae, afirmó que una de las maneras de promover una verdadera cultura de la vida "es la donación de órganos, hecha de una forma éticamente aceptable, que permite a unos enfermos, que a menudo no tienen esperanza de curación, encontrar unas nuevas perspectivas de salud y de vida". Y trató este tema con más detalle en su discurso al XVIII Congreso Médico Internacional sobre Trasplantes, celebrado en Roma en agosto del año 2000, en el que insistió en los criterios de constatación de la muerte como acto previo a toda extracción de un órgano. No entramos ahora en la consideración del caso especial de la posible donación hecha por una persona en vida, como en el caso de la donación de un riñón para salvar la vida de una persona.

En realidad, son muchas las personas que esperan un trasplante y lo viven con una presión psicológica bien explicable. A veces se trata de personas que lo esperan para sí mismas; a veces son padres y madres que lo esperan para sus hijos. De la duración de esta espera puede seguirse un agravamiento de la enfermedad y a veces incluso la muerte, muerte que con el recurso a un trasplante podría ser evitada.

Ciertamente es una cuestión delicada, ya que a menudo la posibilidad de donación se plantea en circunstancias dolorosas para las personas que han de tomar las decisiones. Hemos de comprender estas situaciones tan delicadas. No obstante, parece necesario que la sociedad promueva una reflexión sobre este gesto a fin de ir creando una mentalidad favorable, lo que ayudaría a hacer más asumible la decisión de favorecer las donaciones de órganos.

Los obispos de Francia, en una nota publicada por su Comisión de Acción Social en 1996, decían esto: "Invitamos a una reflexión personal y a hablarlo en familia y en el interior de las comunidades parroquiales o de las asociaciones cristianas. Al hacer este llamamiento, no pretendemos hacer una presión indebida sobre las conciencias. Os invitamos sobre todo a tomar conciencia de que la muerte puede llegar a nosotros o a nuestros seres queridos de forma imprevista, y que a veces esta muerte puede convertirse en la ocasión para realizar un acto de solidaridad de gran valor".

En su discurso al congreso médico antes citado, Juan Pablo II les decía: "Es necesario promover todo aquello que nos lleve a un reconocimiento auténtico y profundo de la necesidad del amor fraternal. Y este amor puede encontrar una de sus expresiones en la decisión de convertirse en donante de órganos".

+ Lluís Martínez Sistach

Cardenal arzobispo de Barcelona.

¿Y QUÉ NOS DICE EL CIELO AL RESPECTO?


LLAMADO URGENTE DE JESÚS EL BUEN PASTOR HENOC A LA HUMANIDAD

Mi paz esté con vosotros, rebaño mío.
Hijo mío, hoy quiero hablarte nuevamente sobre la cremación de los cuerpos para que le transmitas mi mensaje a esta humanidad tan dura de cerviz, que se niega a cumplir mi Palabra y se niega a escuchar mi voz.
Una vez más os digo, la cremación de los cuerpos es práctica pagana y va en contra de la voluntad divina. Os pregunto, ¿a quién obedecéis vosotros a Dios o a los hombres?, ¿por qué ponéis la voluntad humana por encima de la voluntad divina?.
En verdad os digo que toda alma que en vida elija cremar su cuerpo cuando fallezca, será juzgada en la eternidad según mi Palabra; y, según haya sido su intencionalidad, así será también su estadía en el purgatorio.
Si el alma en vida rechazó la cremación y después de muerto alguno de sus dolientes dio la orden de cremarlo, éste será reo de culpa y deberá reparar por ello, para que cuando llegue a la eternidad su estadía en el purgatorio no se alargue hasta el juicio final.
Os recuerdo una vez más: Tierra a la tierra y espíritu a Dios que es quien lo dio. (Eclesiastes 12, 7). Los muertos deben ser enterrados, no cremados, debe dárseles cristiana sepultura y antes del entierro deben recibir los actos litúrgicos propios de todo ser cristiano.
Os digo esto, porque muchos cuerpos están siendo cremados sin haberles hecho funeral y esto va en contra de mi Palabra cuando dice: Hijo, llora sobre el muerto y, como corresponde a quien sufre, entona lamentaciones, amortájale según le corresponde y no te olvides de enterrarlo. (Eclesiástico 38, 16 – 19).
Hijos míos, yo, vuestro Dios necesito vuestra identidad corporal hasta el juicio final; esto quiere decir que los cuerpos no deben ser cremados porque en el juicio final, yo reviviré los huesos secos y les daré nuevamente vida para juzgaros en toda vuestra integridad.
Leed (Ezequiel 37. 1 al 10) que habla sobre los huesos secos para que entendáis mejor lo que os estoy diciendo y no sigáis en vuestra detestable práctica de cremar los cuerpos, porque esto va en contra de la voluntad de Dios y por ello recibiréis castigo, así como lo hice con Moab por haber quemado los huesos del rey Edón hasta calcinarlos. (Amós 2. 1 al 13).
Ni la carne, ni la sangre entrarán en el Reino de Dios, pero cuando llegue el juicio final, los huesos secos volverán a tener carne y músculos y volveréis a ser los seres humanos que un día fuisteis para ser juzgados en toda vuestra condición humana y espiritual. Que os quede bien claro lo que os estoy diciendo para que no tengáis mañana de qué lamentaros.
En vuestro paso por la eternidad vais a comprender mejor todo esto y si no reparáis desde ahora, por vuestra detestable práctica de cremar los cuerpos, vais a sentir el fuego ardiente con que son purificadas todas las almas que por su desobediencia a mi Palabra optaron por la cremación.
En la eternidad seréis juzgados por mi Palabra; los que con conocimiento eligieron la cremación, serán más severamente juzgados que aquellos que no tenían conocimiento. Ninguno será exonerado de culpa.
Acatad pues mis Palabras y ponedlas en práctica y no sigáis pasando por el fuego de vuestros familiares. Mi paz os dejo, mi paz os doy. Arrepentíos y convertíos, porque el Reino de Dios está cerca.
Vuestro Maestro, Jesús el Buen Pastor de todos los tiempos.
Dad a conocer este mensaje en todos los confines de la tierra., Cfr. SEPTIEMBRE 05 DE 2014 – 8:25 A.M.




CATÓLICO MEMORÁNDUM PROFÉTICO


"26 Si ése fuera el caso, Cristo habría tenido que morir muchas veces desde la creación del mundo. Pero el hecho es que ahora, en el final de los tiempos, Cristo ha aparecido una sola vez y para siempre, ofreciéndose a sí mismo en sacrificio para quitar el pecado. 27 Y así como todos han de morir una sola vez y después vendrá el juicio, 28 así también Cristo ha sido ofrecido en sacrificio una sola vez para quitar los pecados de muchos. Después aparecerá por segunda vez, ya no en relación con el pecado, sino para salvar a los que lo esperan"., San Pablo en Hebreos 9.

 La increíble reencarnación de Martyn Martin I - Los Divulgadores